Mentoplastia
El mentón es un rasgo de nuestro rostro que realza nuestra personalidad. En ciertos sujetos es posible que no guarde relación directa con nuestra personalidad, o que presente algunos estragos de importancia. Si una persona tiene un mentón prominente y es afable, es posible que la relación no tenga demasiado sentido.
La mentoplastia es un proceso quirúrgico que se lleva a cabo con el objetivo de lograr una buena relación entre nuestra personalidad y nuestro aspecto físico. Por ello, es un tipo de intervención cada día más solicitado por personas de cualquier parte del mundo.
Puede basarse en el aumento del mentón, o bien en la reducción del mismo (con este último procedimiento se busca suavizar las facciones de esta zona).
Si estás pensando someterte a una mentoplastia, pero todavía tienes muchas dudas sobre el proceso, nosotros te vamos a resolver las más importantes.
Contenido
¿Qué es una mentoplastia?
Una mentoplastia, también conocida como genioplastia, es una intervención que se practica para aumentar la proyección del mentón, o bien para poder suavizarlo. El objetivo final es lograr un mejor aspecto del conjunto total del rostro, mejorando la estética global de cada paciente.
Hay muchos métodos para conseguir estos resultados, por lo que tendrá que ser el profesional quien evalúe cada caso en cuestión y ofrezca la mejor solución en cada ocasión. Al ser una intervención tan demandada, la tecnología que está detrás ha evolucionado mucho en estos últimos años, consiguiendo resultados muy interesantes que realmente se adaptan a lo que el paciente busca.
¿En qué consiste?
El método más común para hacer una mentoplastia es el de la implantación de prótesis de silicona. Para ello se practicará una incisión en la zona inferior del mentón y finalmente tendrá que ser cerrada con puntos de sutura.
Dependiendo de cada método y situación, es posible que el cirujano considere un segundo método para dar proyección al mentón; por ejemplo, puede desplazar levemente el hueso de la mandíbula hacia el exterior, logrando así corregir una deformidad o estrago que se pueda presentar.
Esta técnica es más compleja y requiere de mayor tiempo, pero a cambio tiene la gran ventaja de que el riesgo de que se produzca rechazo es más bien mínimo. Eso sí, también existe la posibilidad de causar daños a los nervios de algunos dientes, además de requerir de un postoperatorio más tedioso. Por ello, tan sólo podremos confiar en un cirujano profesional, con larga trayectoria en el mercado, para que se encargue de la operación.
En el caso de que nuestro objetivo sea rebajar el mentón, la incisión se suele realizar en la zona interna de la boca. Después se utilizan herramientas especiales para pulir el hueso y así conseguir que éste se adapte a la forma que queramos. Se aplica una placa de titanio con la que se busca que el hueso esté siempre en su sitio y que no se deforme con el paso del tiempo.
Como en cualquiera de los procedimientos, requerirá de sutura al final del proceso. Sin embargo, la cicatriz estará situada en una zona que no se puede visualizar, por lo que prácticamente será invisible.
Normalmente se utiliza anestesia local cuando la intervención es única y anestesia total si se combina con otras intervenciones.
La intervención tiene una duración que dura entre 30 y 90 minutos (la duración dependerá de los procedimientos que se deban llevar a cabo).
Post-Operatorio de una mentoplastia
Al someternos a una de estas operaciones estéticas es bastante normal sentir la cara inflamada. El cirujano nos recomendará guardar reposo absoluto durante las 24 horas después de la operación, mantener la cabeza elevada y tomar todos los medicamentos de carácter antiinflamatorio que nos haya recomendado.
La hinchazón pasará tarde o temprano, pero el paciente puede agilizar el tiempo de recuperación aplicando compresas frías en la zona deseada. Es normal notar que la inflamación, aunque ya más leve, dure un par de semanas. Sin embargo, esto tan sólo lo notará el paciente, resultado inapreciable para cualquiera que nos vea.
También es común presentar algunas pequeñas hemorragias durante los primeros días de la operación. Ya te habrá indicado el profesional que esto se puede combatir con enjuagues bucales especiales que seguramente te habrá proporcionado.
Una vez que hayan pasado entre 12-15 días se retirarán los puntos y se podrá hacer vida normal de nuevo.
¿Quién es el candidato/a perfecto para una mentoplastia?
El candidato o candidata perfecta para someterse a esta intervención es quien tiene buena salud y unas expectativas realistas sobre los resultados que va a conseguir. También será crucial entender todos los aspectos que conlleva la operación.
Un error bastante común es querer cambiar algo de nuestro rostro, pero no tener muy claro qué debe de ser o cómo se debe de hacer. No son pocos los pacientes los que recurren a un cirujano para afinar su nariz, para hacerse una cirugía de párpados o para aumentarse un poco el mentón. Nuestra recomendación es que se escuche lo que el cirujano tiene que decir, para que este pueda concluir realmente si la intervención a la que se va a someter es la más recomendada.
Aunque si bien es cierto que la mentoplastia puede contribuir a mejorar nuestra imagen, habrá que tener expectativas realistas en cuanto a los resultados y para ello habrá que hablar con el facultativo de manera franca y sincera.
El cirujano hará un primer examen visual y fotográfico en 3D, mediante ordenador, para analizar la estructura ósea del sujeto y la manera en la que se pueden hacer las modificaciones. Además, también hará algunas pruebas de laboratorio con el objetivo de estudiar su historial clínico y comprobar si existe algún problema o incompatibilidad a tener en cuenta.
Resultados
Los resultados empezarán a verse en el plazo de un mes, ya que en ese momento habrá bajado por completo la inflamación. Cada día habrá una mejoría notable, pero habrá que ser constantes en el proceso de recuperación.
En resumidas cuentas esto es todo lo que comprende una mentoplastia.